Normalmente asociamos que una discapacidad se produzca a raíz de un accidente o que sea de nacimiento. No obstante, cabe la remota posibilidad de que se trate de una elección personal, lo cual es una enfermedad real.
Imaginemos que deben amputarnos un brazo o una pierna, ¿no os dan
escalofríos al pensarlo? Pues, aunque parezca increíble, las personas
con desorden de identidad de la integridad corporal sienten deseo ante
esa situación. Es una patología rara en la que el individuo quiere
voluntariamente convertirse en discapacitado.
Sin embargo, no vale cualquier parte del cuerpo, sino que dentro de
ella hay variantes dependiendo del tipo de discapacidad que la persona
desee: los que quieren perder un miembro (brazo, mano, pierna o pie) son
el grupo más frecuente; a continuación, los que desean quedarse
parapléjicos y, por último, los casos más raros, los de tipo sensorial
(quedarse sordo o ciego).
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